Cada abril, Sri Lanka se tiñe de un círculo cromático verdoso que acompaña al color del sol que cae como oro líquido sobre las montañas. Es en este momento cuando comienza una de las festividades más esperadas del país: el Año Nuevo cingalés, también conocido como Aluth Avurudu.
Esta celebración entre las comunidades cingalesas y tamil, marca el inicio de un nuevo ciclo agrícola, pero también responde a una renovación espiritual y cultural que refleja profundamente la identidad tan propia de la isla.
La alegría y tradición se respiran en cada rincón. Los astros dan salida al Año Nuevo que comienza con una ceremonia que sostiene el pasado y el futuro. Pero el presente astrológico marca el ritmo de este rito en el que las casas se llenan de aromas especiados y el primer fuego arde como símbolo de buena fortuna.
Los dulces típicos como el kayum, una masa frita de arroz y melaza colman los tableros. Las mesas se transforman en altares de hospitalidad, donde cada plato habla de unión, abundancia y esperanza por sí mismo. Las familias estrenan ropa, como símbolo del nuevo comienzo, y los más pequeños son bendecidos por los más mayores. El rabana, un tambor tradicional tocado por las mujeres, envuelve el aire con un sonido casi hipnótico. Los juegos y bailes tradicionales se encuentran en cada paso, conectando emocionalmente con la comunidad que transforma la cultura isleña en una tradición mundial.
El eco de esta celebración va más allá de sus fronteras, convirtiéndose en escenario para visitantes a nivel mundial, quienes quieren formar parte de este ritual. El orgullo de la cultura de comparte, y así, lo que nace como un acto íntimo de renovación se convierte en una manifestación global de paz, gratitud y conexión.
Viajar a Sri Lanka en esta época no es solo descubrir una fiesta: es ser testigo de un país que renace con cada ciclo solar, que honra la tierra, los ancestros y el tiempo. Es sentir el significado de lo esencial, compartiendo una taza de té recién hecho al ritmo de un tambor milenario y contemplando el nuevo sol desde un templo sobre la selva.
El Aluth Avurudu se convierte en una inmersión del alma de una isla que se renueva manteniendo intacta su magia ancestral.